La realidad de millones de jóvenes en Argentina sigue marcada por la falta de oportunidades. Informes recientes señalan que casi dos millones de personas de entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan, un fenómeno que se profundiza en regiones con mayores desigualdades y menos acceso a la educación.
Los especialistas coinciden en que la deserción escolar, la baja productividad y las brechas territoriales alimentan un escenario crítico, que impide la inserción laboral y perpetúa la exclusión. A este cuadro se suma una variable clave: la carga del cuidado familiar, que recae de manera desproporcionada sobre las mujeres, limitando aún más su desarrollo educativo y profesional.
"Nini":
— Tendencias (@TTendenciaX) November 29, 2025
Porque informan que en Argentina el 30% de los jóvenes no estudian ni trabajan por decisión propia. pic.twitter.com/WzOTiqaNmY
La falta de políticas sostenidas de acompañamiento, sumada a un contexto de inestabilidad económica, complica la puesta en marcha de soluciones efectivas. Según los análisis, si no hay una intervención integral que articule educación, empleo y protección social, la problemática seguirá hipotecando el presente y el futuro de una generación entera.
Mientras organismos trabajan en nuevas estrategias para la inclusión, el diagnóstico se repite: sin inversión y sostén estatal, el círculo de la exclusión se vuelve cada vez más difícil de romper.