Vida después del dolor

El presente de Julieta Rossi, la novia de Fernando Báez Sosa: nueva vida, lejos de los medios y dedicada a la danza

A casi cinco años del crimen en Villa Gesell, Julieta Rossi decidió atravesar su duelo en silencio: no participó del juicio, tampoco del documental de Netflix y hoy reconstruyó su vida como bailarina y profesora, con una carrera en crecimiento.
A casi cinco años del crimen en Villa Gesell, Julieta Rossi decidió atravesar su duelo en silencio: no participó del juicio, tampoco del documental de Netflix y hoy reconstruyó su vida como bailarina y profesora, con una carrera en crecimiento.

La conmoción por el estreno del documental 50 segundos: El caso Fernando Báez Sosa volvió a instalar una pregunta en quienes siguen la causa desde 2020: ¿qué fue de la vida de Julieta Rossi, la novia de Fernando al momento del asesinato en Villa Gesell?

Julieta tenía 18 años, al igual que Fernando, cuando un grupo de rugbiers lo golpeó hasta matarlo en la puerta del boliche Le Brique el 18 de enero de 2020. Ambos planeaban estudiar Derecho y proyectaban una vida juntos. Pero tras el crimen, la joven optó por una decisión firme: guardar silencio y alejarse de todo lo que la obligara a revivir el horror.

Su ausencia en el documental de Netflix y en el juicio contra los ocho condenados responde al mismo motivo. Según relató públicamente Graciela Sosa, la madre de Fernando, a Julieta “le traía muchos recuerdos” y estaba tratando de recomponerse: fue, en palabras de la propia familia Báez Sosa, “un amor que la marcó para siempre”.

Durante los primeros meses del caso, Julieta acompañó a los padres de Fernando en marchas, misas y pedidos de justicia, pero luego su presencia comenzó a diluirse. Su padre, Oscar Rossi, asistió al debate oral en su lugar y explicó que ella no estaba emocionalmente preparada para enfrentar el proceso.

Hoy, con 23 años, Julieta logró sostener una reconstrucción lejos del ruido mediático: se convirtió en bailarina profesional y profesora, especializada en reggaetón, urbano, heels y femme style. Su carrera creció al ritmo de las redes sociales, donde supera los 380 mil seguidores y algunas coreografías alcanzan más de un millón de reproducciones.

Da clases en destacados estudios de Buenos Aires, participa en videoclips y shows en vivo, y llegó a compartir escenarios con artistas como Ecko, Connie Isla, Marty D, Aitana, Flor Vigna y otros. También formó parte de los Premios Ídolo 2025.

Una de las experiencias más importantes de su camino artístico fue su viaje a Los Ángeles, donde se entrenó en el icónico Millennium Dance Complex. “Estoy cumpliendo un sueño de infancia”, escribió en su perfil tras pisar por primera vez ese salón donde se forman bailarines de elite internacional.

El duelo sigue siendo parte de su historia. Tras el crimen, se recluyó durante casi un año y eligió despedirse de Fernando desde la intimidad. Uno de sus mensajes más recordados, hoy oculto en su cuenta, decía: “Mis cartas de amor van al cielo, que es donde te miro para encontrarte.”

Julieta decidió no ser parte del juicio ni del documental. Eligió sanar sin cámaras, sin estrados y sin micrófonos. Y desde ese silencio, construyó una vida nueva: distinta, dolorosa, pero propia.

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