Desde que Javier Milei asumió la presidencia, cerraron 1.800 panaderías en todo el país, según datos de la Cámara de Industriales Panaderos (Cipan). La crisis provocó la destrucción de entre 11.000 y 15.000 puestos de trabajo, en un sector que, de acuerdo con los empresarios, trabaja a pérdida y solo intenta “subsistir” frente a la caída del consumo y el aumento constante de los costos.
El titular de Cipan, Martín Pinto, aseguró que ni la crisis de 2001 ni la pandemia generaron un impacto tan fuerte como el actual. Explicó que la situación se agudizó por el derrumbe de ventas, con un 55 por ciento menos en pan y un 85 por ciento de caída en pastelería y tortas, junto con tarifas eléctricas que subieron entre 45 y 50 por ciento en apenas un mes.
Pinto señaló además que el problema excede a las panaderías y forma parte de un escenario más amplio de deterioro económico: 17 mil pymes cerradas entre 2023 y 2025 y casi 300.000 empleos perdidos. “Todo lo que no se vende en el mostrador repercute sobre los negocios, y lo primero que se hace es suspender o despedir trabajadores”, afirmó.
El dirigente remarcó que la gente compra lo que puede y no lo que quiere, mientras los panaderos afrontan aumentos en todos los insumos y tarifas. “Nos siguen subiendo todo, pero cada vez trabajamos menos”, sostuvo.
El sector advierte que la situación podría empeorar si no hay medidas para aliviar los costos de producción y recuperar el consumo interno.