La diputada Virginia Gallardo atravesó su primera sesión en el Congreso de la Nación y, lejos del perfil reservado que muchos esperaban, relató una experiencia cargada de desconcierto. Invitada al programa de María Belén Ludueña, aseguró que el clima dentro del recinto la descolocó por completo y que el nivel de tensión superó incluso el de los estudios televisivos en los que construyó su carrera.

“Era una fiesta, gritos por todos lados, volaban cosas”, expresó entre risas, aunque dejó en claro que su intención inicial había sido mostrarse concentrada y seria en su debut legislativo.

Gallardo contó que ingresó con actitud profesional, decidida a “ubicar” su rol y adaptarse al nuevo ámbito, pero describió que el comportamiento general durante la sesión la sorprendió.

Según explicó, se trató de la primera vez en mucho tiempo en la que todos los bloques estaban presentes, lo que elevó el nivel de tensión política. “Sentí que era sapo de otro pozo y fue peor que el Bailando”, lanzó, una frase que se viralizó rápidamente y reavivó la discusión sobre su llegada a la política.

La diputada también dedicó parte de la entrevista a aclarar la polémica por una imagen creada con inteligencia artificial que circuló en redes sociales, en la que se la veía con una falda de lentejuelas y botas animal print dentro del recinto.

Aseguró que la foto era falsa y que buscaba ridiculizar su figura pública, contrastándola con su look real: blusa y pantalón blanco, más sandalias plateadas con piedras. El episodio reactivó el cruce entre su trayectoria mediática y su rol institucional, un dilema que Gallardo intenta desactivar mostrando un perfil más comprometido.

Su irrupción en el Congreso ocurre en un contexto de alta exposición política y mediática, donde su testimonio aportó una mirada personal sobre la convivencia legislativa, marcada por tensiones, discusiones intensas y un debate que, según sus palabras, “puede pasar cualquier cosa”.