Hace un tiempo, Damián De Santo tomó una decisión que sorprendió a muchos: dejó la vida agitada de Buenos Aires y se estableció junto a su familia en Villa Giardino, Córdoba, donde encontró un equilibrio perfecto entre su carrera y una vida más tranquila y auténtica. En ese paraíso serrano, Damián construyó un exitoso complejo de cabañas que, temporada tras temporada, se convirtió en un refugio para quienes buscan desconectar. Esta vida en contacto con la naturaleza y lejos de los flashes no solo le permitió al actor una estabilidad emocional y familiar, sino también inspiró a sus hijos, en especial a Joaquín, el mayor, quien decidió seguir sus pasos en el mundo de la actuación.
A pesar de la popularidad que su apellido representa, Joaquín De Santo ha demostrado que busca hacer su propio camino. Desde pequeño, mostró un interés innato por las artes escénicas, participando en obras escolares y sumergiéndose en talleres de teatro. Sin embargo, su vocación quedó clara en un viaje en el que un orientador vocacional lo ayudó a confirmar que su pasión por el arte era más que un simple hobby. Hoy, Joaquín está estudiando la Licenciatura en Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba, en busca de perfeccionarse y encontrar su propia voz en el escenario.
A lo largo de su corta, pero prometedora carrera, Joaquín ha deslumbrado tanto al público como a la crítica por su capacidad para transmitir emociones complejas. Con una madurez escénica notable, ha dejado claro que, aunque comparte con su padre una gran sensibilidad y carisma, su objetivo es ser reconocido por sus propios méritos y no únicamente como “el hijo de Damián De Santo”. Joaquín ha comentado en entrevistas que la influencia de su padre fue crucial en su desarrollo artístico; no obstante, se muestra decidido a construir una carrera con identidad propia, buscando papeles que le permitan desafiarse y mostrar su versatilidad como intérprete.
El entorno en el que creció fue, sin dudas, fundamental. Damián De Santo y su esposa, Vanina Bilous, reconocida bailarina de tango, siempre fomentaron el amor por el arte en su hogar. La pareja ha cultivado una vida familiar en la que la creatividad y la disciplina son pilares. De hecho, el propio Damián ha mencionado en varias ocasiones que sus hijos Joaquín y Camilo absorben la pasión y el compromiso que él ha tenido con su carrera. “Siempre les digo que la dedicación es fundamental en lo que elijan hacer”, ha expresado en más de una oportunidad, señalando el valor del esfuerzo y la perseverancia.
En el caso de Joaquín, esta influencia se nota en cada papel que asume, transmitiendo una intensidad y profundidad que cautiva a quienes lo ven. Aunque aún se encuentra en las primeras etapas de su carrera, ha dejado una impresión positiva y ha recibido elogios por su habilidad actoral, lo que le augura un futuro prometedor en el teatro y el cine argentino.
Damián De Santo, orgulloso de los logros de su hijo, mantiene una postura de apoyo y aliento. Aunque se ha alejado de los medios, sigue siendo un referente para Joaquín, quien está decidido a forjar su propio camino en el espectáculo, llevando en su ADN el amor por el arte que compartió toda su vida con su padre y su madre.