Las periodistas mujeres solemos recibir odio en las redes sociales. Podemos pensar que los temas que tocamos incomodan, interpelan, invitan a hacer preguntas, pero notamos que ciertos comentarios no se centran en lo que decimos: hablan de cómo nos vemos, nos insultan, comentan de nuestra sexualidad, nos dan consejos de cómo deberíamos vestirnos e incluso mencionan que “volvamos a la cocina” o que trabajemos pero “de verdad”.
Lo nuestro no es un caso aislado. El informe “Violencia y acoso digital” (UNICEF Argentina, 2024) explica que los ataques aumentan cuando hablamos sobre política, economía, género, feminismo e infancias. No ofende tanto la ideología o una posible fake news, sino que impacta que lo digamos mujeres o diversidades, porque hay roles de género hasta en los temas que decidimos comunicar.
El mismo informe menciona que los ataques son parte de una realidad laboral ¿Cuándo nos preparan para eso? Quizás me estuve preparando toda la vida, ya que el acoso no es algo nuevo. Pero el problema va en aumento porque está identificado que las amenazas de violacion son más frecuentes en mujeres con voz pública. Sembrar miedo para cosechar silencio: una estrategia para callar o castigar a quienes se atreven a tocar ciertos temas.
“De solo dedicarnos a las tareas de cuidado pasamos a reclamar nuestros derechos al ámbito público”, dice Mora, una colega de la agencia de periodismo joven Buena Data, después de reflexionar sobre la catarata de insultos que recibió por hacer una entrevista. Pareciera que podemos salir del ámbito privado solo si lo hacemos en silencio, sin que se note. Si no, hay castigo.
La violencia digital no es un hecho aislado: los comentarios agresivos son parte de un patrón que busca silenciar a la mujer en el espacio público, y lo digital es un
medio más para que esta violencia se difunda. Según el informe sobre “Violencia en línea contra mujeres periodistas” (UNESCO, 2020), el 73% de las encuestadas dijo haber sufrido violencia a través de plataformas digitales.
Si bien en 2023 se aprobó la “Ley Olimpia”, que reconoce la violencia digital como un tipo violencia de género, el Código Penal no la clasifica como un delito y no proporciona sanciones específicas. Por eso es que la seguridad recae principalmente en nosotras, en las estrategias que usamos para reforzar las medidas de seguridad y la habilidad para identificar de dónde vienen los ataques.
Como joven periodista creo que es muy importante promover herramientas para cuidarnos, apoyarnos mutuamente y asegurarnos de que la violencia no pase desapercibida. Es fundamental para poder expresarnos sin miedo. Mientras eso no suceda, no podremos decir que estamos viviendo en condiciones de igualdad de derechos. La democracia para nosotras estará incompleta.
*Jazmín Llorente es integrante de la agencia de periodismo Buena Data y estudiante de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).