Francisco, un tipo que los Argentinos dejamos pasar

Cómo escribir sobre el Papa sin caer en el lugar tan común de la sobrevaloración y redención que la muerte otorga. Confieso que entre tantos tironeos vernáculos lo metí en la misma bolsa de todo lo que provenía de la Santa Iglesia Católica. Justamente por no creer en la santidad de los hombres. Fui practicante hasta que descubrí que para hablar con Dios no necesitaba intermediarios. Me resultó más fácil creer en Dios al que no veía que en los curas a los que sí, o tal vez precisamente por verlos no les creía.

Así entré a dudar de mi fe, y deambulé entre ser agnóstico (para quien no lo sepa es alguien que cree que no se puede saber si existe o no una deidad) o ateo (que no cree en la existencia de una deidad).

Pero el lunes pasó algo y desde entonces estoy muy conmovido por la muerte de Francisco. El mejor Papa de la historia. Con Benedicto hubiese pedido la apostasía (que me borren de los registros de católicos). Hoy siento una pérdida enorme para la humanidad, un tipo que se enfrentaba a los poderosos con el arma más maravillosa, la palabra.

Las historias de humildad desde sus zapatos gastados de tanto caminar hasta poner la otra mejilla lo acercan a lo más parecido a Jesús. Cercano a la revolución de un indomable que le dijo a los jóvenes en Rio, hagan ruido. Un tipo que en la Argentina bipolar y esquizofrénica lo endemoniamos tironeando con ideologías, con la miopía propia de una dirigencia pobre intelectualmente llena de todo lo material, que no lo supo valorar y se quiere (porque no) aprovechar para mostrarnos al mundo y por su intermedio pedir ayuda.

Siento la repugnancia de ver a los que insultaron en el desesperante papel de fingir estar compungidos porque el mundo llora rendido a sus pies. Oportunismo electoral en su máxima expresión al que seguramente el pueblo en su debido tiempo condenará.

Tremenda su obra, que como muchos, miles de compatriotas descubrimos ahora. Como siempre y nunca mejor dicho nadie es profeta en su tierra y valorado en su tiempo o sea mientras viven. De eso sabemos los Argentinos, como Diego, como Eva y como Bergoglio, no por nada todos ellos Peronistas. El mundo siente la orfandad ante semejante vacío, los presos, los putos, los pobres, las mujeres marginadas de la Iglesia se quedaron sin tutor ante Dios. Tal vez justamente para que los más creyentes ya no lo necesiten porque Francisco subió a los cielos. A los otros nos quedan las dudas.

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