El 4 de julio de 2023, Nan De Blase paseaba a su perro Duke, atado con correa, cuando un conductor ignoró una señal de stop y lo atropelló. Duke murió en el acto y su dueña, conmocionada, inició una demanda civil en Nueva York.
El juez Aaron Maslow aceptó parcialmente el reclamo por angustia emocional, algo inédito hasta ahora. Argumentó que DeBlase fue testigo directo del atropello y estuvo en riesgo. Aplicó la doctrina de la “zona de peligro” y permitió una compensación adicional.
“No hay razón por la cual una mascota compañera querida no pueda ser considerada ‘familia inmediata’”, sostuvo. Aunque aclaró que la decisión se limita a casos excepcionales, sentó un precedente legal importante en la relación humano-animal.