La nueva epidemia para los jóvenes

Alerta: adolescentes argentinos pasan más de cinco horas diarias pegados al celular, advierte estudio del CONICET

Una investigación liderada por Fabricio Ballarini revela que los jóvenes argentinos de 11 a 18 años consumen en promedio 5 horas y media diarias frente a sus dispositivos, con consecuencias claras en su salud mental.
Una investigación liderada por Fabricio Ballarini revela que los jóvenes argentinos de 11 a 18 años consumen en promedio 5 horas y media diarias frente a sus dispositivos, con consecuencias claras en su salud mental.

Un estudio preliminar realizado por Fabricio Ballarini, científico del CONICET y director del área de Ciencias de la Vida del ITBA, pone en evidencia una problemática creciente: la adicción al celular en adolescentes argentinos.

La investigación, que incluyó a 838 estudiantes de entre 11 y 18 años, muestra que el uso promedio diario de dispositivos móviles es de 5 horas y 27 minutos, equivalente a casi 77 días al año frente a la pantalla.

TikTok se posiciona como la plataforma favorita, absorbiendo la mitad de ese tiempo. Sin embargo, los jóvenes del último año de secundaria presentan una leve disminución en el uso, posiblemente vinculada a la presión académica que limita su tiempo libre.

El estudio también detectó una relación directa entre la cantidad de horas frente al celular y los niveles de adicción, manifestados en síntomas como ansiedad al separarse del dispositivo, dificultad para controlar el tiempo de uso y la constante necesidad de validación mediante “likes” y notificaciones.

Un dato relevante es la brecha de género: las adolescentes muestran índices más altos de ansiedad, depresión y dependencia tecnológica que los varones, lo que se atribuye a que ellas utilizan más las redes sociales para buscar aprobación, compararse y construir su identidad, exponiéndose así a dinámicas digitales más dañinas.

Además, quienes utilizan el celular en exceso reportan problemas como insomnio, irritabilidad y sensación de vacío cuando no están conectados. Aunque el estudio no establece una causalidad directa, los datos revelan una asociación preocupante que exige atención urgente por parte de familias, escuelas y autoridades.

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