Durante el jueves, J. K. Rowling fue trending topic en Twitter y no precisamente por algo bueno. La escritora de Harry Potter publicó un mensaje más que polémico que generó un masivo repudio en las redes, especialmente por parte de la comunidad LGBTQ+.
Previamente, a mediados de este año, Maya Forstater, investigadora británica, fue despedida de su trabajo –en el Centro para el Desarrollo Global- luego de realizar una serie de comentarios transfóbicos y cuestionar los planes del gobierno británico para facilitar el reconocimiento de la autopercepción diferente del «sexo natural”.
Dress however you please.
— J.K. Rowling (@jk_rowling) December 19, 2019
Call yourself whatever you like.
Sleep with any consenting adult who’ll have you.
Live your best life in peace and security.
But force women out of their jobs for stating that sex is real? #IStandWithMaya #ThisIsNotADrill
En pocas palabras, Forstater dio a entender que las mujeres transgénero no pueden cambiar su sexo biológico y en una serie de tweets defendió su postura diciendo que “los hombres son hombres”, “las mujeres son mujeres” y que “los hombres no pueden convertirse en mujeres”.
Según reporta The Guardian, tras el despido la mujer inició una demanda a sus ex jefes ya que consideraba que su derecho a la libertad de expresión estaba siendo vulnerado, pero un juez laboral rechazó la misma expresando que sus comentarios eran ofensivos e “incompatibles con la dignidad humana y los derechos fundamentales de los demás”.
Rowling se solidarizó con la investigadora y decidió respaldarla en su red social con el siguiente mensaje:
“Vestite como quieras. Llamate como quieras. Acostate con cualquier adulto que te lo consienta. Viví la mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero obligar a las mujeres a dejar sus trabajos por afirmar que el sexo es real?”
Y culminó con el hashtag “Estoy con Maya” y “esto no es un simulacro”.
Obviamente, el comentario se expandió a través de redes y portales generando una “grieta” entre los que apoyaron sus palabras y quienes, por el contrario, repudiaron a la autora, acusándola de transfóbica y mostrándose muy decepcionados por su postura.