Por Daniel Spadone

Milei jugando al distraído

Mientras se acumulan denuncias y contradicciones internas, el oficialismo apunta a “operaciones K” para justificar las crisis.
Mientras se acumulan denuncias y contradicciones internas, el oficialismo apunta a “operaciones K” para justificar las crisis.

De pronto, una amnesia colectiva se apoderó del gobierno libertario. En los papeles se declaman enemigos de la regulación, pero en la práctica regulan el precio del bien más preciado: el dólar. Y ahora también pretenden regular la información, mediante denuncias a periodistas.

La memoria parece fallarles seguido.
• El propio Presidente no sabía que $LIBRA podía ser una estafa.
Karina no se dio cuenta que pedir un 3 por ciento es un acto de corrupción.
Spagnolo se olvidó que tenía la obligación de denunciar ante la justicia si alguien se llevaba el 8 más el 3.
Espert nunca supo que Fred Machado es narco.
• Karina no sabe que los Menem son Menem “de sangre”.
Ritondo, con más departamentos que RIMAX, se olvida de declararlos.

Y, claro, todo es una operación política de los K.

Curioso, porque las denuncias también aparecen en La Nación y TN.

Veamos: es difícil imaginar a CFK con la clave del celular presidencial y lanzando $LIBRA para perjudicarlo. Mucho menos que, tras esa “maldad”, Milei se haya llenado de millones.

Cristina habría contratado a Talerico para que imitara a Spagnolo, grabara un audio acusando a Karina de quedarse con el 3 por ciento de la discapacidad y lo difundiera.

El gobierno, como si cumpliera un guión, terminó echando a Spagnolo. Visionaria CFK, ¿no?

Karina, mientras tanto, se quedó más muda que el ayudante del Zorro.

Ya se sabe: la que calla, otorga.

Después desde San José 1111 se puso a editar una foto de Espert (bala o cárcel para los chorros de gallinas, pero presunción de inocencia para narcos) junto a Machado, detenido en Estados Unidos por lavado de dinero y narcotráfico.

La supuesta operación kirchnerista se completó con una Fátima Flores disfrazada de candidato bonaerense agradeciendo por el préstamo de un avión narco, y con un depósito de 200 mil dólares de Machado a Espert, validado nada menos que por la justicia norteamericana.

Al parecer, el poder de Cristina llega hasta allá. Aunque no puede con la más corrupta: la justicia argentina.

El libreto es tan delirante que ni Spielberg se animaría.

Lo cierto es que el gobierno no solo carece de dólares y de empatía: también le falta creatividad. Aburre con la muletilla de culpar a los K por todo. Se vuelve poco creíble.

Porque lo que en realidad hacen es tomarnos por tontos.

Y vaya un consejo: los argentinos podremos ser medios pelotudos… pero cada tanto votamos, a veces No tanto.

Comentarios