Elegir una carrera universitaria es una de las decisiones más trascendentes en la vida de una persona, pero también una de las más difíciles de sostener en el tiempo. Diversos relevamientos internacionales muestran que entre un tercio y casi la mitad de quienes pasaron por la universidad reconoce haberse equivocado en esa elección.
Las razones son múltiples: la escasez de empleo en determinados rubros, salarios muy por debajo de lo esperado y el desengaño de descubrir que la práctica profesional dista mucho de lo aprendido en el aula.
Especialistas remarcan que este tipo de decisiones suelen tomarse en plena adolescencia, etapa en la que la falta de experiencia y perspectiva limita la capacidad de proyectar a largo plazo. Por eso, señalan, no sorprende que entre un 35 por ciento y un 45 por ciento de los graduados manifieste algún nivel de arrepentimiento respecto de su carrera.
El fenómeno abre un debate sobre la necesidad de repensar la orientación vocacional y los mecanismos de acompañamiento para jóvenes que están frente a una decisión que puede marcar su futuro.