Campaña en crisis

A 15 días de las elecciones, militantes libertarios evitan salir a la calle por temor a agresiones y escraches

El escándalo por los vínculos narcos del entorno de Espert y las denuncias de coimas que involucran a Karina Milei y Spagnuolo paralizaron la militancia oficialista.
El escándalo por los vínculos narcos del entorno de Espert y las denuncias de coimas que involucran a Karina Milei y Spagnuolo paralizaron la militancia oficialista.

A solo 15 días de las elecciones, el clima interno de La Libertad Avanza atraviesa su peor momento. La militancia libertaria prácticamente desapareció de las calles ante el temor a sufrir agresiones, insultos o escraches públicos, en un contexto donde el mal humor social se trasladó de lleno a la campaña.

“La gente nos grita ‘narcos’ o ‘devuelvan la plata’”, confesó un referente juvenil del espacio, reflejando el desgaste emocional y político que golpea a las bases libertarias.

El detonante fue el caso de José Luis Espert, señalado por presuntos vínculos con el empresario narco Fred Machado, detenido por narcotráfico y lavado de dinero. La falta de una respuesta firme desde el Gobierno y el silencio de los principales dirigentes profundizaron la desmotivación.

A ello se suman los efectos del escándalo de las coimas que salpica a Karina Milei, Spagnuolo y la firma Suizo Argentina, que dejó al oficialismo sin discurso de defensa. “Antes con Libra podías justificar, era abstracto. Pero ahora hubo plata, allanamientos y audios. No hay relato que aguante eso”, admitió un dirigente de segunda línea.

La tensión se replica en las calles. En los últimos días se viralizó un video donde la diputada nacional Romina Diez fue increpada durante una recorrida por la zona de los Silos Davis. “Son todos narcos, devuelvan la plata”, le gritó una joven frente a cámaras. La escena se volvió símbolo del desgaste libertario y de una campaña que perdió iniciativa.

Mientras el oficialismo intenta reordenar su estrategia, los militantes, sobre todo los más jóvenes, evitan participar en mesas o recorridas públicas, temiendo agresiones verbales y escraches. “Nos convertimos en el blanco del enojo social”, reconocen.

Con la imagen presidencial en baja y la interna libertaria desgastada, el clima en las bases es de parálisis y desilusión.

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