La UADE volvió a estar en el centro de la discusión pública tras la difusión, a través de WebCampus, de su Código de Conducta y de un instructivo con la Norma de Vestimenta que, según la casa de estudios, busca “fortalecer un entorno de convivencia, inclusión y respeto mutuo”.
La comunicación, que la universidad aclara no es una nueva disposición sino la continuidad de un reglamento que rige desde el 2000, especifica una lista de prendas consideradas inadecuadas para la cursada presencial —y, atento al punto más polémico, también para la modalidad virtual—: tops, musculosas cavadas, shorts deportivos, trajes de baño, minifaldas, ojotas y Crocs, entre otras. Asimismo, prohíbe “accesorios que cubran el rostro” dentro de los edificios y ropa con mensajes ofensivos o alusiones políticas, religiosas o deportivas.
"UADE":
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Por los comentarios sobre su código de vestimenta pic.twitter.com/dFY988WQWk
Como contrapartida, la UADE define como vestimenta adecuada prendas “sobrias y profesionales”: remeras, chombas, camisas sin escote pronunciado, pantalones largos o bermudas por encima de la rodilla y calzado cerrado o sandalias que no sean exclusivamente de playa. La universidad sostiene que la indumentaria forma parte de la experiencia formativa y representa a los estudiantes en visitas y prácticas profesionales.
La Secretaria de Asuntos Estudiantiles, Cristina Slica, enfatizó que el reglamento se suscribe al ingreso y que la institución ya colocó cartelería en aulas y espacios comunes. Además, incorporaron un código QR que remite al instructivo para evitar confusiones.
Sin embargo, la medida encendió la protesta estudiantil: alumnos y exalumnos publicaron en TikTok, X y otras plataformas críticas que van desde la defensa de la formalidad hasta denuncias de “machirulismo” y restricción de libertades. Algunos casos virales muestran a estudiantes bromeando sobre quedarse fuera del aula o contando sanciones por “llevar la panza a la vista”. Otros usuarios destacaron que el control ahora sí se aplica con mayor rigor, algo que antes no ocurría.
El apartado de “compromiso y responsabilidad” advierte además que el incumplimiento puede derivar en sanciones, remitiendo a la normativa interna y a los directores de carrera para consultas.
La discusión encendida en redes refleja un choque entre criterios institucionales de presentación profesional y reclamos estudiantiles por autonomía corporal y libertad de expresión, un conflicto que promete continuar en los próximos días dentro y fuera del campus.