La Universidad Nacional de Salta atraviesa uno de los momentos más críticos en materia de permanencia estudiantil. De los casi 9 mil preinscritos de 2025, apenas entre 6 mil y 6500 completaron el ingreso y solo unos 4500 lograron sostener la cursada. El desplome reveló el peso de la crisis económica sobre el acceso a la educación superior y dejó expuesto un fenómeno de deserción que preocupa a las autoridades.
El secretario de Bienestar Universitario, Luis Portelli, explicó que el abandono está fuertemente ligado a las condiciones materiales de los estudiantes, mayoritariamente provenientes de sectores populares y hogares de ingresos inestables, muchos sin empleo registrado.
“Hoy, para una gran parte, continuar estudiando depende de una beca”, advirtió, señalando que la pérdida de programas nacionales como Progresar, por el deterioro del monto y la caída de quienes pueden cumplir los requisitos, profundizó la situación.
Ante este escenario, la UNSa reforzó sus políticas de acompañamiento. Actualmente entrega 2400 becas de estudio en toda la provincia y sostiene 800 raciones diarias de comedor universitario, con un plan para elevarlas a 1.100 en 2026.
Las becas parciales de comedor reducen los costos a 3500 pesos por menú, muy por debajo de los valores del entorno, que oscilan entre 4500 y 5500 pesos. Además, el merendero universitario pasó de abrir dos veces por semana a funcionar de lunes a viernes, asistiendo a 700 estudiantes cada tarde.
También se ampliaron criterios para acceder al boleto universitario, incorporando a tesistas, becarios, estudiantes de Enfermería en prácticas y alumnos con trabajos de campo. Los datos fueron cruzados con SAETA y la AMT para que, a partir de 2026, ningún grupo quede excluido del beneficio.
Pero el desafío para la universidad también es presupuestario. La UNSa cerró el año con un déficit de 3 mil millones de pesos y proyecta para 2026 un rojo cercano a 4500 millones, mientras docentes y nodocentes acumulan una pérdida salarial superior al 40 por ciento. Portelli estimó que el 60 por ciento de la crisis responde al financiamiento nacional y el 40 por ciento a problemas estructurales históricos de la institución.
En términos académicos, Medicina volvió a ser la carrera más demandada, aunque continúa afectada por la falta de cargos docentes en sus tramos finales. La universidad prepara además un sistema académico por créditos y el relanzamiento de la educación a distancia, para permitir el acceso de estudiantes del interior que no pueden trasladarse.
Pese al esfuerzo institucional, la preocupación persiste. “Vamos a sostener cada política que permita que los chicos permanezcan en la universidad. Hoy estudiar es, para muchos, un verdadero acto de resistencia”, concluyó Portelli.