Tras la sanción del Presupuesto nacional en el Senado, un posteo de 2023 de Patricia Bullrich comenzó a circular con fuerza en redes sociales y se transformó en tendencia. La publicación, realizada cuando todavía no integraba el actual esquema de poder, mostraba a la dirigente defendiendo la educación pública y cuestionando los recortes presupuestarios en el área.

El rescate del mensaje en X, Instagram y Facebook se produjo en paralelo al acompañamiento del oficialismo a un Presupuesto que ajusta partidas sensibles, entre ellas educación, universidades nacionales y programas educativos. El contraste fue inmediato y alimentó críticas que apuntaron a un cambio de postura frente a un tema históricamente sensible.

Según los números incluidos en la ley aprobada, el área de Educación y Cultura sufrirá una caída real del 47,3 por ciento respecto de lo efectivamente ejecutado en 2023. En la misma línea, el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación enfrentará un recorte del 48,8 por ciento en términos reales, también en comparación con la ejecución de 2023.

Uno de los puntos más cuestionados es el Artículo 30, que elimina de la Ley 27.614 el criterio de progresividad en los fondos destinados a ciencia y tecnología, los cuales debían incrementarse de manera sostenida hasta alcanzar el uno por ciento del PBI en 2032. Para especialistas y sectores académicos, la medida implica un retroceso estructural en materia de desarrollo y conocimiento.

El impacto más severo recae sobre la educación técnica. El Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional, creado por la Ley 26.058, queda prácticamente desfinanciado, con un recorte del 93 por ciento en lo proyectado para 2026 frente a lo ejecutado en 2023, lo que pone en riesgo el funcionamiento y la expansión de escuelas técnicas en todo el país.

La viralización del posteo reabrió el debate sobre coherencia política, archivo digital y costos simbólicos de las decisiones presupuestarias. Para muchos usuarios, el contraste entre el discurso de 2023 y el voto actual resume una tensión central del Presupuesto aprobado y vuelve a ubicar a Bullrich en el centro de la polémica.