Health Canada, el departamento del gobierno de ese país responsable de la salud pública nacional, aprobó la venta de comestibles y extractos de cannabis para este año. La pregunta es qué medidas regulatorias se establecerán para proteger a los consumidores de los peligros que pueden derivar de su consumo.

Especialistas en la materia advierten sobre los riesgos del consumo excesivo o desordenado por parte de los adolescentes, que puedan afectar negativamente sus estados de ánimo y su capacidad para funcionar productivamente, teniendo en cuenta además que pueden durar por varias horas.

Otros de los efectos son la falta de concentración, el deterioro de la memoria, trastornos de ansiedad, ataques de pánico, náuseas, delirio o psicosis.

Si bien estos síntomas por lo general son temporales y no tienen desenlaces fatales, grandes ingestas de cannabis pueden derivar en una discapacidad mental y física importante. Y cuando el consumo comienza en la adolescencia, en muchos casos puede provocar cuadros más severos como depresión, suicidio, psicosis y esquizofrenia.

Sin embargo, el aspecto peligroso es que muchos jóvenes están convencidos de que el cannabis mejorará su estado de ánimo, ansiedad y sueño, y desconocen los posibles daños que les pueda ocasionar en la salud.

Otra cuestión a tener en cuenta es que por un lado el cannabis se aplica de manera medicinal, con buenos resultados en muchos pacientes, en esta industria hay muchos productores autorizados a su comercialización por ejemplo en forma de comestibles, que hacen publicidad engañosa.

En cuanto a Health Canada, aunque no permite la publicidad directa de cannabis y abre el paraguas con una lista de advertencias en las etiquetas, los productos se anuncian en plataformas online, como aguas con infusión de cannabis y barras de chocolate gourmet.

Por lo tanto, la realización de campañas de salud pública que apunte a la concientización de los jóvenes es fundamental para prevenir desenlaces perjudiciales para la salud.