Jorge Capitanich advirtió que las políticas del Gobierno nacional están incubando una crisis social de magnitud y sostuvo que el rumbo económico actual “no tiene ninguna posibilidad de terminar bien”. Según explicó, el cierre sostenido de pequeñas y medianas empresas, sumado a la dificultad para acceder a empleo, está generando un proceso silencioso que incrementa la tensión social en todo el país.

El senador nacional señaló que la desaparición de pymes y la falta de trabajo formal profundizan un deterioro estructural que no siempre se percibe de manera inmediata. “Cuando se cierran pequeñas y medianas empresas y no se consigue empleo, se va incubando una crisis social de magnitud y eso se genera de manera silenciosa y sigilosa”, afirmó durante una entrevista radial.

Capitanich también puso el foco en el deterioro de las condiciones laborales y del ingreso básico. Advirtió sobre el aumento de la precarización y remarcó que el salario mínimo vital y móvil pasó de ser uno de los más altos de la región a ubicarse entre los más bajos. Para el legislador, este escenario agrava la incertidumbre económica y debilita el entramado productivo.

En su análisis, vinculó el modelo económico vigente con un proceso histórico de retroceso industrial. “Este modelo es una reminiscencia de 1976-1983”, sostuvo, al señalar una desindustrialización progresiva, apertura indiscriminada de importaciones y pérdida de capacidad productiva. Además, mencionó el aumento del atesoramiento en dólares y la fuga de capitales como señales de un esquema que, según advirtió, “termina mal”.

Finalmente, describió una economía sin cadenas de valor sólidas ni proveedores locales capaces de sostener empleo de calidad. A su entender, la falta de derrame hacia los sectores más vulnerables incrementa el riesgo de conflictividad social. “El modelo no derrama y, cuando no derrama, termina en una crisis terrible”, concluyó.