Sociedad

Ansiosexuales: cuando el estrés y la ansiedad dominan la vida sexual

Hay personas para las que el estrés y el deseo son estados de ánimo incompatibles. En épocas de tiempos hiperveloces, donde abunda más lo primero que lo segundo, irremediablemente su vida sexual se aplaza

La ansiedad y el sexo no son amigos en la cama. No es posible estar extremadamente ansioso y excitado sexualmente al mismo tiempo. Esta es una verdad simple sobre la forma en que el cuerpo y la mente trabajan. El sexo es una parte natural de la experiencia humana, pero cuando algo que se supone que se siente bien conduce a un grave ataque de ansiedad, puede causar angustia que excede los límites del dormitorio.

Es casi como si el organismo tuviera dos intereses en competencia por el mismo sistema neurológico. Por un lado, la ansiedad, que utiliza la vía del sistema nervioso autónomo, y por el otro la actividad sexual, que emplea el mismo sistema.

En el caso de los ansiosexuales son fóbicos sexuales, ya que se anticipan con temor, aparecen sentimientos de inferioridad y temen además “pasar vergüenza” o ser avergonzados por el otro”.

Este sistema de alarma activa lo que en sexología se denomina ‘rol de autoespectador’, es decir, una mirada externa que juzga y evalúa (casi siempre en forma negativa) el propio comportamiento sexual.

La ansiedad sexual, o ansiedad del rendimiento sexual, afecta a hombres y mujeres de todas las edades, independientemente de su experiencia. Para algunos, este tipo de ansiedad es de corta duración y puede aparecer brevemente a raíz de un nuevo encuentro sexual. Sin embargo, a otras personas les puede resultar difícil disfrutar de una vida sexual saludable debido a ello, y pueden experimentarla con más regularidad.

Según los especialistas, este fenómeno tiene diferentes formas de expresarse. En la mayoría de los casos, está relacionado con el temor de que algún aspecto de la relación sexual pueda ser decepcionante para su pareja. A su vez, generalmente se cree que esta respuesta está condicionada por la forma en la que fuimos educados para pensar sobre ciertos aspectos del sexo y nuestros propios cuerpos, y por las expectativas sociales que afectan nuestra relación con nuestra sexualidad.

Los estudios han señalado que un número significativo de hombres y mujeres tienen problemas a la hora de apreciar su imagen corporal, lo que podría generar todo tipo de ansiedad cuando llegue el momento de intimar sexualmente.

Un estudio publicado en el Journal of Sex Research reveló que aproximadamente un tercio de las mujeres universitarias se siente descontenta con la apariencia de su cuerpo, y que esta autopercepción era perjudicial para disfrutar de su tiempo en la cama con una pareja.

Otra investigación, que estudió a hombres jóvenes inscritos en el ejército, descubrió que más de un tercio de los participantes tenía una mala imagen de sus propios genitales, lo que a menudo conducía a la disfunción eréctil.

Consejos de los expertos para vencer el estrés sexual:

  • Evitar los pensamientos catastróficos o dicotómicos
  • Aprender a comunicar, a delegar, a pedir ayuda
  • Dedicarle tiempo al placer en general y al autoconocimiento
  • Dejar que el deseo se active gradualmente en el encuentro
  • Bajar la propia exigencia: la perfección no garantiza eficacia

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