El pasado domingo de Pascuas, un grupo de delincuentes asaltó por la madrugada un local de la ciudad de Córdoba, donde robaron un enorme botín, y luego fueron detenidos por un oficial quien rechazó un soborno. Pese a lo declarado por el agente, la investigación continua.

Un policía de la Ciudad de Córdoba fue tentado por un grupo de delincuentes que habían robado un local telas y le ofrecieron 11 millones de pesos del botín con la condición de dejarlos en libertad. El robo sucedió en la madrugada del pasado Domingo de Pascuas.

El dinero, que se dividía entre moneda local y extranjera, fue rechazado por el agente Marcos Arce quien sostuvo en una entrevista a radio Suquía que les había dicho a los ladrones que era "pobre, pero honesto".

“Fuimos alertados por un llamado de un vecino por ruidos en las terrazas, dimos con los delincuentes. Me ofrecen el dinero a mí y mi respuesta fue inmediata”, relató Arce con respecto a su rechazo del soborno.

“Mírame los borceguíes”, les respondió el agente mientras señalaba sus botas gastadas. “Soy pobre pero honesto”, terminó la frase.

“Tengo 40 años de vida y nunca aceptaría nada como esto, mirá como tengo los borceguí, gastados por el trabajo, nací honesto y voy a morir honesto. La persona me dijo 'muy profesional, no tenemos nada más que hablar'”, contó el oficial.

El fiscal José Mana aún intenta determinar el monto total de lo sustraído y si efectivamente se logró recuperar todo el dinero o acaso, por el contrario, alguien más se llevó parte del botín. En las averiguaciones, los investigadores hallaron que los cuatro delincuentes detenidos tienen antecedentes en hechos similares.

En la redada, la Policía logró capturar a Mauro Gabriel Carballo (40), Jorge Oscar Villacorta (43), Franco Martín Cangioli (42) y José Fernando Álvarez (48). Tras la detención, los policías recuperaron 52 mil dólares, 1.750 euros y 2.880.000 pesos que habían sido sustraídos del local ubicado en Rivera Indarte 166, pleno centro de Córdoba.

Según determinaron, los ladrones habrían ingresado por un local abandonado de Colón al 30, donde treparon al techo de un edificio contiguo y desde allí caminaron hasta otro complejo abandonado, aledaño a Tienda Los Ángeles. Los delincuentes tenían escaleras telescópicas y un arsenal de herramientas, tales como amoladoras y otros elementos.