El Consejo de la Magistratura fue creado por la Constitución Nacional en su Reforma de 1994, con la función de intervenir en los procesos de selección y remoción de jueces federales que investigan, entre otras, las causas de corrupción más emblemáticas.
Pensado para tener un equilibrio entre representantes de la política, los jueces y abogados, hoy intenta ser controlado por el oficialismo a través de una ficticia división de su bloque de Senadores y así birlarle a Juntos su derecho a nominar a Luis Juez para el cargo vacante.
¿Se puede parar este comportamiento fraudulento sin judicializaciones eternas? En todos los cuerpos colegiados, también en nuestro Concejo Deliberante, previo a la jura de los nuevos miembros, quienes continúan en sus mandatos DEBEN juzgar la validez de los títulos con el que fueron electos los nuevos.
O sea, dado que el Consejo de la Magistratura es un cuerpo colegiado NO ESTA OBLIGADO A TOMAR JURAMENTO a quienes pretendan asumir sin superar el adecuado control de legalidad.
Especialistas en derecho constitucional –como Martín Oyhanarte- así lo entienden, al proponer que sea la propia Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura los que efectúen el control de legalidad del Senador que, eventualmente, sea designado gracias a esta división fraudulenta.
La República es sostiene en la división de poderes y por viejo que sea este principio aún no se ha superado. Como decía Churchill, la democracia es el peor de los sistemas de gobierno, a excepción de los otros que se han inventado.
*Senador provincial MC