Si dejásemos de mirar los noticieros, programas políticos o leer los diarios durante años, como si entrásemos en un ESTADO VEGETATIVO INFORMÁTICO, y de pronto retomásemos esa conducta, nos daríamos cuenta que no ha cambiado nada.

Los argentinos vivimos discutiendo las mismas y anacrónicas cosas durante décadas. No solo somos incapaces de resolverlas, sino que las agravamos.

Veríamos los mismos temas y lo que es peor aún casi los mismos protagonistas, que de acuerdo del lado del mostrador que estén en ese momento critican o avalan.

Lo que ellos no hicieron lo reclaman a los que están y cuando llegan no saben cómo hacerlo. Y así como el juego del Chinchón unos roban y mientras otros esperan que les toque el turno.

Enredados en inflación, pobreza, desocupación, más menos peleados con el mundo, reforma laboral, tarifas. Adelantamiento de elecciones, reelecciones, corrupción.

Nos despabilamos, prendemos la tele y las imágenes serían las mismas, padres pidiendo justicia con el cartel de su hijo muerto en un set de TV, porque la que debe darla solo mantiene sus privilegios de la gran familia judicial. Un par de economistas atildados y prolijos vaticinando catástrofes.

Los mismos temas, las mismas soluciones, los mismos protagonistas, resultados: los mismos problemas.

Lo urgente borra lo imprescindible.

Ejemplo: ¿Cuánto hace no hablamos de educación? Respuesta: Desde el último paro docente (lo urgente que los chicos vuelvan a las aulas). Lo imprescindible: ¿qué le estamos enseñando? ¿Aprenden a pensar y resolver problemas o cómo San Martín cruzó Los Andes? ¿Les damos herramientas prácticas o lo que está en Google?

No se discuten las soluciones sino se presentan los temas como si no lo supiéramos, lo peor lo hacen los que deberían buscar las soluciones como si fuesen comentaristas de la realidad y no protagonistas del fracaso. Pobreza, por ejemplo, la idea rectora es dar más planes hasta el infinito, porque no sabemos cómo enseñar a pescar.

Estamos en un círculo vicioso insoportable, decadente, triste.

La imagen que se me ocurre es la del perro queriéndose morder la cola, eso somos.

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