Justicia lenta no es justicia, y justicia rápida para unos y dormida para otros, tampoco. Podemos igualar para arriba y decir “qué expedita, ágil y eficiente es la Corte en sólo un par de meses falló contra CFK”, o para abajo y decir “la causa del Correo contra Macri durmió 15 años en el mismo tribunal, las causas de Menem en el Tribunal Supremo fueron tan lentas que murió esperando los fallos”.
Pero ahora que la política más importante de la era democrática moderna se postula con altas chances de ganar, el reloj que hasta ayer era analógico se convirtió en digital. No hay que ser de La Cámpora para defenderla, sino simplemente demócratas y consecuentes con una jurisprudencia no escrita de la propia Corte: las cuestiones políticas la debe resolver la política y no fallar sobre esos temas en tiempos electorales.
Soy massista pero antes soy peronista y antes que eso ciudadano y, principalmente, democrático, y antes que antes detesto las injusticias y vomito cuando son evidentes. A Cristina hay que sacarla con los votos, lo demás es cobardía. Machos de cartón violentos en X que corren en las calles. No se trata de proteger a los políticos delincuentes, si se la afanó que la pague, eso es obvio, pero quién juzga. Quién está libre de pecados para tirar la primera piedra. Los jueces de servilletas, los del viaje a Lago Escondidos, los que sobreseyeron a Pepín el prófugo Macrista.
En el derecho hay un principio penal que dice: “indubio pro reo” (en caso de duda a favor del preso) y en el derecho laboral “in dubio pro operario” (en caso de duda a favor del trabajador), por esa misma idea: en caso de dudas estoy por la democracia para que la gente elija, porque la duda me la genera el más corrupto e inepto de los tres poderes, cuya cabeza es la Corte Suprema.
El poder económico la quiere fuera de juego sólo por eso quiero que juegue. El poder mediático la quiere sin competencia, eso me ilusiona que participe. La sociedad rural desea que no sea de la partida, eso sólo me hace bancarla en esta.
De la derecha no me horroriza nada, usaron a los muertos: Cromañón, Once, Nisman… miren si no van a servirse de la Corte. Son sucios, chorros y hábiles. El peronismo sabe de proscripciones, pero también de agachadas, soretes, oportunistas y buscas. De impotentes que no saben perder y se pasan de frente o por atrás a las filas del enemigo.
Coincido en que hay que empezar a cantar nuevas melodías, pero la música la debe poner el peronismo no la justicia. Nadie se meta ni opine sobre problemas ajenos, el rancho suyo está lleno de problemas por arreglar. Los problemas de la política son de la política, no de los jueces. Que juegue y si es legisladora que le saquen los fueros. Que el pueblo elija en las urnas y que los representantes la saquen de ser necesario. Pero no, nunca la democracia judicial. Son los primeros que deberían ser juzgados.