Parece que en la Argentina se juega con una perinola trucha en la cual caiga de la cara que caiga TODOS PIERDEN.

No hay sector que no reclame algo diferenciado como si los recursos del Estado fueran esas galeras de magos de la cual salen conejos, palomas, pañuelos, pelotas o como los bolsillos interminables de los trajes de payasos.

Se reclaman respuestas rápidas y eficientes que corrijan los desbarajustes de los cuales TODOS y TODAS son responsables por acción o por omisión. Por mala fe o ignorancia, para el caso y siendo pragmáticos, para el bolsillo de los argentinos da igual.

Y como si fuera poco debemos escuchar desde los sets de televisión los improvisados de ayer (y cuando digo ayer es hace un par de añitos) dar cátedras de economía.

Somos pocos y nos conocemos mucho, como en mi pueblo. A propósito, soy de Salto. Digo porque también tenemos aportantes nacionales a la confusión general.

La impotencia es total porque parece que NADIE MEZQUINA SALMUERA CUANDO ES DE OTRO LOMO EL TAJO.

Piden todos mientras solo uno, Sergio Massa, intenta acumular y cumplir con los compromisos asumidos por el irresponsable gobierno de Macri, que además escribe libros, o les pone su firma, difícil que lo que naturaleza no da Salamanca quite.

El grado de hipocresía solo se soporta porque estoy convencido que a Massa no le tiembla el pulso.

Le sobra capacidad y es un animal de trabajo.

Hoy la carne del Estado está colgada baja y como decía Perón cuando eso pasa, hasta el perro salchicha se anima.

Esa es la foto, la película continua y estoy convencido que cuando hay un buen director no falla.

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