Comenzamos caminando por la arena para llegar lo más cerca del mar, una verdadera odisea. Lo que empieza con un tranquilo y relajado paseo termina siendo una maratón esquivando obstáculos porque está tan caliente que ni un faquir lo lograría.

El sol es un soplete. No queda otra que encarar en agua que está a 5 grados bajo cero, lo que te da más chances de un espasmo o un infarto de miocardio que de la refrescada.

Instalados, empiezan a desfilar cada 3 metros de promedio los ¡¡¡churoooooooossssss!!! ¡¡¡Helaaaaadosssss!!! ¡¡¡Choooooclossss!! ¿A quién se le ocurre comer choclos con manteca caliente a las cinco de la tarde con 35 grados en enero? Además, con el aderezo infaltable: la arena que vuela. Lo terminás masticando con un sabor crujiente.¡¡¡Comemos!!!!

Para aumentar la contaminación sonora pasa unas mil veces por día el avión con los altoparlantes "Circo Rodas... ¡gran éxito!

Como los paradores llegan con las carpas casi hasta la costa de África, quedó 1,5 metros de playa para albergar a miles de turistas, por ende, estamos apilados unos con otros como las vainillas.

Es decir, si al de al lado le pica algo el que se rasca es uno.

Es preciso descontar los metros cuadrados destinados a las canchas de tejo.

Dado que el sol se pone en el sentido contrario al mar, después de las 12 para broncearte y que tus vecinos se enteren que veraneaste, tenés que sentarte de espaldas al agua, es decir si no fuese por el sonido de las olas, es lo mismo hacerlo en la costa que en el balcón o la pile.

Por el mismo fenómeno, nunca podés ver el sol sobre el horizonte al menos que en enero, de vacaciones te levantes a las 4:45 y lo veas salir.

Los nenitos convertidos en arquitectos, con sus recién adquiridos sets de balde y palita revolean arena para todos lados, incentivados por los padres que en la playa parecen cambiar la idea de "mi hijo el doctor" por "mi bebé el constructor".

Llegó la hora del almuerzo, te arrimás a un parador y resulta más barato sentarte en la mesa de Mirtha que en la de Troncos, juncos y papel madera de estos tipos que necesitan hacer en dos meses y medio lo que uno hace en un año. ¿Y yo que culpa tengo?

Como hace calor querés comprar una Coca Cola y te cuesta como un kilo, pero de ina...

A las 18 horas se pone lindo, el viento está para parapentes y empiezan a volar sombrillas, sombreros, capellinas porque eso , es el momento del año que las señoras se sienten la Reina de los Países Bajos y si o si usan capelinas. Esa foto no puede faltar.

Es hora de regresar, hay que acarrear heladeras, sillas, chicos, baldecitos, paletas y pelotitas (no puede no haber, las usamos 5 minutos en 7 horas, pero deben estar, todo objeto que sirva para molestar debe estar).

Al auto... ¿dónde dejamos el auto...? Acá nomás a 16 cuadras, porque imposible estacionar desde ya.

Qué linda nuestra costa, igual...¡¡¡allá vamos!!!

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