Nunca como antes los pibes dejaron el lugar de actores de reparto para convertirse en protagonistas de esta película interminable de la carrera por la presidencia.

De la mano de las redes sociales, sin la intoxicación de los fundamentalistas diarios de papel ni de la TV que ya ni enciende, se ilusionaron a desafiar lo establecido como rebeldía.

Así con el fervor alucinante y contagioso de la juventud fueron contra “la Casta”, se subieron a la motosierra y se ilusionaron con cobrar en dólares.

Por fin encontraban a alguien que les proponía tirar del mantel sin pensar demasiado en “quién pagaba los platos rotos”.

Privó la emoción a la razón, y está bien, ser joven y no rebelde es una contradicción.

Si había algo para rescatar de Milei era, sin dudas, despertar la atención de un sector que no se interesaba por la política, eso es cosas de viejos.

La última vez que se sintieron parte de algo fue con Néstor primero y con Cristina después. Antes por la defensa de derechos que palparon y ahora por una ilusión construida en base al enojo de una realidad que los encierra en el fango de la desesperanza.

Pero de pronto, el velo se corrió, la anti casta se llenó de lo peor de la misma, se tragaron el sapo de Barrionuevo porque ni lo conocen, pero Macri y Bullrich tomaron por asalto las banderas de la libertad. Somos pibes, pero no boludos.

Hasta acá llegamos parecen decir y se ve en todos los recitales del género que sea, en las marchas donde reclaman derechos, como en la del Orgullo LGBTI+ donde cientos cantaron “no voten a MILEI”.

A la motosierra se le salió la cadena, como se le sale al que la empuña, la guardó y con ella se llevó a ese “sarcófago” la ilusión de muchos pibes y pibas que ya viran sus votos a Massa con la misma fuerza del que se siente traicionado antes de tiempo. “Nos hicimos escuchar y nos rompen el contrato en la cara, sabemos leer”, parecen decir.

Los artistas populares en los escenarios, los que hablan sus mismos códigos y en su idioma, los invitan a NO VOTAR por quiénes van por sus derechos.

Lo hacen los curas villeros sabiendo que en los pasillos de las villas no sobra Estado.

Ya no muestran las gigantografías de billetes de un dólar, porque sus nuevos socios de la casta lo obligaron a arriar también esa bandera, y los pibes parecen decirle:

“Levantamos los trapos y nos vamos con Massa, no porque lo queramos, tampoco te estamos abandonando, vos nos déjate huérfanos. TE FUISTE MILEI y no nos avisaste”.

“Seguíamos a un León, era maravilloso ese tiempo cuando con la fuerza de nuestra juventud, sin que nos vieran venir íbamos detrás de ese rugido, que dejó ensordecidos a los medios que no te invitaban, los que después de subirte al ring te sacaron el banquito.”

“Era música para nuestros oídos el sonido áspero de la motosierra que nos hacía arder la sangre.”

“Éramos parte de la Revolución de los silenciosos de la vida y los revoltosos de las redes.”

“Pero nos dejaste Milei”, repiten angustiados, pero sin deponer las armas: ser rebelde hoy es que gane Massa.

Sin siquiera saber que un día fue frase de Macri dicha a Scioli, parecen repetir “en que te convertiste Milei.”

Tampoco saben mucho de Perón, pero es caprichosa la vida, los pibes se van con Massa HACIENDO TRONAR EL ESCARMIENTO.