Hace diez años se sancionaba la LEY DE MATRIMONIO IGUALITARIO, para muchos seguramente el hecho paso inadvertido, pero para una gran minoría fue como esa frase de Armstrong al pisar la luna: "este es un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad". Tal vez suene exagerado, pero para miles no lo es porque hacía visible una realidad: que el amor así como no tiene límites, tampoco tiene porque tener barreras.
Ese día el quiero y el puedo se pusieron de acuerdo.
Para una gran parte, un sueño aletargado solo por una sociedad injusta que obligaba a muchos a decirse "por que si te quiero ahora, debo esperar hasta mañana".
Una sociedad que suponía que las personas del mismo género no debían mostrar emociones o amarse, y entonces conformarse con contener ese amor entre cuatros paredes, sin gritos de alegría de amigos, sin fiestas ni de arroz.
Cuantos habrán dicho gay es un eufemismo: lo q siento por vos es amor.
Y ahi estaba el Estado, con una Constitución liberal en los papeles, pero no es los hechos. Y ahí estábamos todos con los guardapolvos almidónados en los actos públicos gritando a viva voz LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD, dándole el sentido de independencia desde ya, pero sin internalizar que en estos tiempos esa palabra tiene o debería tener otra connotación: libertad para pensar, para vivir, para soñar y también porque no enamorarse y casarse con una persona. Si es del sexo opuesto esta bien, pero si son del mismo sexo tambien lo está.
Tan simple como eso. De mujer a mujer, de varón a varón porque en definitiva es de CORAZÓN A CORAZÓN.
Resulta que el "amor movía montañas" pero no permitía pasar por el Registro Civil.
Y un día, luego de que muchos hombres y mujeres levantaran con orgullo sus banderas por años sin claudicar, el Estado pareció hacer suya la frase de Neruda: hay heridas que en vez de abrirnos la piel nos abren los ojos" y los legisladores corrieron el velo y aprobaron la ley.
Y al otro día, como todos los días, salió el sol, hubo cortes de calles, caos de transito, los vecinas se saludaron en las panaderías, algun taxista gritó un exabrupto y todas esa cosas cotidianas, pero desde entonces ARGENTINA FUE MÁS JUSTA E IGUALITARIA, y eso esta Nación que siempre anda a los tumbos, mordiendo las banquinas dio una lección al mundo, seremos pobres pero en materia de DERECHOS HONRADOS.

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