Que me duele esta Argentina tratándose de sobrevivirse a sí misma.

Cual pecado de juventud, se da cuenta que ya no es tan joven y bonita, quedó a medio camino entre lo que fue y lo que pudo ser.

Nada tapa ya la mugre que durante años tiramos bajo la alfombra.

Es paradójico ver cómo esa palabra tan de moda como "memes" me sacan las risas del día, con una creatividad propia de las individualidades geniales que somos. Pero, si las resumimos nos muestran la cara bizarra de una realidad que nos convierte en tragedia colectiva. En ellos vemos nuestras propias contradicciones, hipocresías y la farandularización de todo.

Hoy quiero confesar que pongo todo lo mejor en mi trabajo para que las obras sociales y prepagas cumplan con sus obligaciones. En lo personal, me llena de satisfacciones, pero me frustra saber que para conseguir algo, si no tenés el teléfono rojo, resulta como en la película "La Clínica del Doctor Cureta" o El Proceso de Kafka.

Me niego creer que cuatro generaciones después el camino sea el inverso que el de nuestros abuelos, claro ya no en barcos sino en aviones. Entre otras cosas, tal vez ya ni siquiera por patriota sino por egoísta, porque tal vez en ellos vayan mis sobrinos.

Hoy quiero confesarme, pero no sé siquiera donde. Porque los confesionarios están llenos de pecados, entre otras cosas por el aberrante machismo de una Iglesia rica en un mundo empobrecido.

Seguro me tirarán con un crucifijo los, las, o les que no entiendan que no es contra Dios sino a su favor. Poco me importa el qué dirán, si algo enseñan las canas es que la libertad se ejerce practicándola y esto último se lo hace diciendo lo que se siente y sintiendo lo que se quiere.

Quiero confesar que siento la frustración de haber elegido la abogacía como profesión por detestar las injusticias y justamente porque aprendí derecho creo poco en él. Esto sí es definir ironía.

Hacerlo ante el peor de los tres poderes el judicial sería el más ingenuo de los actos. En el derecho hay media biblioteca que dice una cosa y, la otra mitad, la otra; por eso es subjetivo. En lo único en donde es unánime la interpretación de la ley, es en la que establece la intangibilidad de los salarios de los magistrados. Hay cosas que no se tocan.

Me molesta el barbijo, el encierro, no ver a mis viejos, no juntarme con mis amigos. ¿A quién no?, pero no dudo que más me dolerían los muertos propios.

Ya nos acostumbramos a los ajenos. Como lo hicimos con los muertos del proceso, los de Malvinas, los de once, los del submarino (ya ni nos acordamos cómo se llamaba el mismo). Claro está, salvo a los que les tocó.

Pero, como nos creemos inmortales y que los nuestros también lo son, hacemos gambetas, a lo Messi o Maradona, esquivando lo que nos dicen las autoridades sanitarias.

Nos pasamos la vida escuchando frases hechas de todo signo: los argentinos somos derechos y humanos. Con la democracia se come, vive y educa. No los voy a defraudar. La Patria es el Otro.

Hipocresía en estado puro, espejismos, genialidades de la publicidad.

No sé cómo no se les ocurrió la verdadera: lo tuyo es mío y lo mío no me lo toques.

Siento bronca, impotencia, tristeza y dolor. Y lo digo desde la comodidad de mi auto importado, que, desde ya aclaro, lo gané con mi laburo. Con la gratuidad de la educación universitaria y con el coraje con el que encaré siempre las cosas y con el que seguiré haciéndolo.

Trato de convertir este enojo en cosas positivas y le doy para adelante, como vos y como miles que sentimos lo mismo.

Por eso, y porque me niego a "volver a empezar". Incluso hasta por comodidad, pero jamás por pereza, y, sobre todo, por agradecimiento y por amor sigo eligiendo ARGENTINA.

Acá murieron mis abuelos, seguro lo harán mis viejos y me pasará a mí.

A mis sobrinitos los invito a quedarse, pero les enseñé siempre que la libertad no se negocia. Mi egoísmo tiene un límite, el amor es más fuerte.

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